Miguel Borja nació en Tierralta, Colombia y tiene 31 años. Debutó en Deportivo Cali, en 2011.
Su sobrenombre es “el Colibrí”, raro apodo para un varón de 1,84 m y 90 kilos de peso.
Su presente —espectacular— lo encuentra vistiendo la camiseta del club de Nuñez, pero ha recorrido casi una docena de clubes (entre ellos Atlético Nacional de Medellín, con quien ganó la Libertadores en 2016) y también defendió los colores de la selección colombiana, convocado en el 2016 por José Pékerman, seguramente por los 36 goles que había hecho en esa temporada, y que a la fecha suman más de 200 “pepinelis” —como Miguel llama a los balones que pone dentro del arco.
Con Linda Pérez son padres de 4 hijos, 3 varones y una nena. Con respecto a la “prole”, Miguel y Linda, querían completar la familia con una nena, ya que los varones sumaban tres, y por esto pidieron oración a los pastores Ale y Lali Gómez; bueno ¡la oración fue respondida porque hoy hay una nena en la familia Borja, ya presentada al Señor!
Hoy brinda testimonio Miguel, hermano en la fe de todos nosotros, sin importar de qué cuadro seamos simpatizantes: todos integramos el EQUIPO DEL SEÑOR.—
La enorme generosidad del Pr Ale Gómez —Iglesia de la Cruz— permitió que esta entrevista al goleador Miguel Borja que él hizo para su Canal de YouTube, pudiera también ser parte de este Rhema de Abril. Él consideró que este testimonio debía ser compartido porque se trata de publicar lo esencial: que la Gloria es de Dios -tal como expresa la camiseta de Borja, que no esconde que es integrante de la familia de la fe.
Pr Ale Gómez: ¿Cómo te encontraste con Jesús?
Miguel Borja: Bueno, yo tuve algo muy especial, porque al frente de mi casa vivían unos que en Colombia les dicen “evangélicos”, y yo les hacía bromas para que se enojaran y les decía “malas expresiones”… Y yo les hacía coger rabia a los vecinos cristianos, y ellos me decían “tú no puedes decir malas expresiones”. Bueno, yo les decía que estaban más o menos “locos”, porque a veces hacían bulla y eso… Pero, a los 17 años, llegó un chico a la pensión donde yo estaba, en el América, y empezó a compartir de Dios, comenzó a decir que había un Dios que era real, que había que orarle, que había que humillarse delante de Él, que Él nos iba a exaltar dentro de la cancha. Y teníamos eso en la mente; cuando uno tiene esa edad y va creciendo, uno cree que todo va a ser color de rosas, que todo va a ser súper bien, que todo va a funcionar. Cuando yo comencé a conocer de Dios ¡fui “pa´trás”!, en los entrenamientos ¡no me iba bien! Yo regresaba a la pensión y lo primero que hacía era encarar al que me compartió de Dios y le decía “Pero, ahora que estoy orando, ahora que me estoy levantando a las 4 de la mañana a orar, por qué no meto goles…”. Y llegó un momento que le reclamaba al Señor (risas) “Señor, no me dejes en vergüenza, que me están viendo en Caracas”, y luego fui entendiendo que todo es un proceso, es como el oro, ¿no? que hay un momento que la temperatura lo pone a prueba y te das cuenta si es oro o no es oro.
Ale: Voy a saltar de ese joven soñador, al futbolista de hoy, que le toca vivir momentos difíciles. Vos me contabas que en 2016 jugaban la final Nacional con Chapecoense  y viviste un momento muy especial, porque todos esos jugadores terminan en el accidente [el Pr se refiere a la caída del avión con todo el equipo Deportivo Chapecoense, tragedia con más de 70 muertos], y el contrario eran ustedes y vos habías hecho algún gol…
Miguel: Yo creo que eso fue impactante para el mundo del deporte, fue tremendo… ahí uno aprende a valorar cada momento de la vida (…) Me acuerdo que íbamos perdiendo 1-0 en casa, y estábamos quedando eliminados y ese día me tocó marcar 3 goles y después que pasó eso (ese día íbamos a concentrar), cuando me levanté era una noticia que estaba en todos los medios… Y se me venía a la mente que si yo no marco esos 3 goles tal vez a ellos no les hubiese tocado viajar… Después que pasó eso, cuando un avión me va a dejar o cuando voy atrasado a tomar un avión, o que la línea está atrasada, yo trato de relajarme, porque sé que Dios tiene el control de todo.
Ale: En circunstancias adversas en la vida, no solo que perdamos el avión, sino otras que son muy difíciles, en realidad Dios tiene el control y, bueno, uno dice ´El Señor lo hizo de esa manera´, y aunque vos te sentiste un poco culpable por haber hecho un gol y que ellos viajen, Dios tiene el control y un propósito para tu vida.
Miguel: Yo creo que después de eso la unión de Colombia y Brasil se hizo más fuerte.
Ale: Contanos que hizo Nacional [el equipo de Borja], porque tal vez la gente no sepa.
Miguel: Nosotros llegamos ese día a entrenar, no entrenamos, y estando reunidos dijo el Director Deportivo del equipo, estaba el Presidente: “El Campeón hoy se llama Chapecoense, no vamos a jugar ninguna Final, porque no hay Final, hay un Campeón”; y eso a mí me impactó, porque tú luchas para llegar a una Final y ser el Campeón y cuando no tenés al rival enfrente, ¿qué decís vos? “Soy yo el Campeón”, porque no hay rival, pero en este caso no fue así. Lo decidimos en conjunto y fue algo muy bonito.
Ale: hermoso gesto del pueblo colombiano. Porque tal vez alguno de los  jugadores de Nacional no tendrían otra oportunidad de salir campeones y decidieron así. Contame  ahora sobre la propuesta de trabajo que tuviste, muy interesante y que era mucho dinero. ¿Cómo es esa decisión de dejar esa propuesta millonaria para seguir el propósito de Dios?
Miguel: En el 2016 venía de ser Campeón de la Libertadores y fui elegido El Mejor de América, distinción que se le hace al futbolista cuando es el mejor del continente y todos me ponían en Europa y decían “Miguel se tiene que ir a Europa, a cualquier equipo de Europa” o seguir en América pero en un equipo más grande, ¿no? ¡Me ponían en todos los equipos! Llegó una propuesta de China, millonaria, yo en ese momento tenía el 15% de mi pase y lo que nos estaban ofreciendo era una cosa de locos. Yo ni pensé que me iba a ir para allá, ni por ese dinero… Si Dios me honró acá en el campo, no voy a ir a China. Por empezar, no voy a tener esa libertad de decir lo que yo siento y mi forma de vivir con Dios, esa era mi forma de ser. Si era de Europa, ¡me iba con los ojos cerrados! —pero en este caso yo dije “no voy a cambiar por dinero mi comunión con el Señor”. Creemos que el dinero es todo, pero no, si no tienen a Cristo, no tienen nada.
Ale: llegaste a Ríver, un equipo enorme y te pusiste a orar allí, de rodillas, en el campo, antes de entrar por primera vez, ¿por qué, qué sentiste?
Miguel: Aprendí que el que se humilla será exaltado. Y el que se exalta será humillado. Porque hay muchos que han creído que no hay un Dios todopoderoso, o que blasfeman contra el Señor, y hay pruebas… Mucha gente no cree en Dios porque no lo tocan, porque no es como el pastor… pero hay pruebas que tú, cuando blasfemas contra el Señor, te sucede algo, es como quitarte la vida, es como quedarte sin caminar, ¡son cosas que tú no puedes hacer! Cuando te humillas delante del Señor, Dios se encarga del resto. (…) Yo quiero que los niños que me vean, vean que con Dios sí se puede, que ese es el camino de la Verdad y de la Vida, y no ese otro camino lleno de discotecas, de rumbas, de cosas que en realidad no le traen nada al ser humano.
Ale: Ahora viene una pregunta, no sé si difícil… En esta misma cancha ha jugado Messi y te ha tocado enfrentarlo creo que tres o cuatro veces. Qué le dirías si pudieras hablar con él, tal como estamos hablando nosotros ahora. Qué le dirías a Messi con respecto a este Dios, que te cambió la vida, que desde chico fue marcando tu rumbo.
Miguel: Yo creo que lo que hizo Messi en este último tiempo ha sido especial. En las notas él dice que el talento que tiene se lo ha dado Dios y no es algo que todos hacen, porque tú crees que esa persona se hizo gracias al trabajo, y no… todo lo que ha hecho lo hace más grande a él. Yo, como cristiano, ¡me alegro! y me pone feliz que mis niños lo vean a él, mis niños lo toman como ejemplo, no solamente al papá con el que viven, sino que cuando Messi dice que el talento se lo dio Dios, creo que eso marca, marca esa semilla en los niños para que los niños se den cuenta que sí hay un Dios.
Ale: ¿Qué le podés decir a la gente?
Miguel: Al pueblo cristiano que oren por mí primeramente, para que yo siga poniendo a Dios en primer lugar. A los niños que me ven como ejemplo, que sepan que yo también me equivoco porque soy un ser humano, y que tienen que poner a Dios en primer lugar, incluso por encima del propio ser querido. La carrera es por la salvación, no para ser campeón de la Libertadores, sino para la Salvación.
Los invito a que sigan a Cristo, que se conviertan a Cristo y que puedan darle ese espacio a Dios en su corazón.—
 
¡Gracias Iglesia de la Cruz!