DIEZMO SÍ
El diezmo es un principio espiritual
El diezmo es una práctica de la antiguedad (tanto entre los babilonios, persas, griegos y romanos, como entre los hebreos). También es ley en la actualidad entre los musulmanes, judíos y muchos grupos cristianos. Tal contribución siempre se ha vinculado a lo religioso. En la actualidad, es una práctica que realizan millones de cristianos en todo el mundo. La Biblia menciona la practica en principio, cuando Abram da a Melquisedec los diezmos del botín de la derrota de varios reyes. (Génesis 14:20). Luego, vuelve a mencionarse la práctica, cuando Jacob, promete el diezmo a Dios, como un voto, si Dios prospera su viaje a Harán y el regreso de allí en bendición. (Génesis 28:18-22) (En ambos casos, esta costumbre no está vinculada a ninguna ley conocida, pero evidencia que era una costumbre extendida en el tiempo de los patriarcas. Luego, pasa a formar parte de la ley tal como lo vemos en Deuteronomio 14:22:” Indefectiblemente diezmarás”. Se realizaba con el fruto de la tierra y también con los animales, y en el caso de no poder trasladarse, podía venderse y llevar el dinero en su lugar. (Deuteronomio 14:22-29)
¿Para qué se utilizaba?
Era para alimentar a los levitas (Números 18:21-24), y también para el extranjero, el huérfano y la viuda. Su distribución era equilibrada y se realizaba anualmente. (Dt.14:22) De aquí se infiere que la función del diezmo es para los ministros del culto, pero es claro, que además cumplía una función social, al ayudar a los necesitados.
Era un acto material, pero que reflejaba una condición espiritual en Israel. Malaquias habla de cómo esta institución se corrompió, con el paso del tiempo y los judíos no solo dejaron de diezmar después del regreso del cautiverio, sino que lo hacían sin ningún deseo de honrar a Dios. (Malaquias 3:8-12)
¿Qué nos dice el Nuevo Testamento del diezmo?
Ya en el Nuevo Testamento, las referencias al diezmo no son directas. Veamos lo que dice la Biblia y las argumentaciones.
Jesús dice a los escribas y fariseos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas ¡porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: La justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.” (Mateo 23:23) Lo que claramente da a entender que hacían bien en diezmar, pero no, el espíritu o la actitud con que lo hacían. La cuestión es que puede decirse que el Señor se refería a los judíos específicamente, pero hay una relación con el nacimiento de la iglesia y la imitación de la justicia de los religiosos judíos, en las palabras de Jesús: “Porque os digo que, si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos.” (Mateo5:20) Y esa justicia se refiere a la práctica que estos tenían respecto a la ley. En otro pasaje el Señor dice: “En la catedra de Moisés se sientan los escribas y fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras porque dicen y no hacen” (Mateo23:2,3) El asunto de la justicia de los fariseos se ve también en otra enseñanza de Jesús:” El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.” (Lucas 18:11,12) Jesús aquí no condena ni el diezmo, ni el ayuno, ni la manera correcta de vivir, sino el orgullo y la auto justificación delante de Dios y la falta de amor por su prójimo.
En cuanto a otras referencias neo testamentarias sobre el diezmo debemos decir, que solo tenemos algunas referencias en el libro de Hebreos, en mención al diezmo de Abraham a Melquisedec, y a que los levitas tomaban los diezmos del resto del pueblo de Israel. (Hebreos 7:2-6)
¿Qué significa el diezmo para los que lo practicamos?
Ahora bien, para los que diezmamos, mas allá de no tener una normativa directa, lo hacemos basándonos en la fe en que Dios nos provee todo lo que tenemos y contribuimos mínimamente a la extensión de su obra.
Los que diezman no consideran esta práctica, como una ley obligatoria, sino un principio espiritual. Y es lo usual que quienes diezman, mas allá de tener la bendición de Dios por hacerlo, adquieren una disciplina administrativa diferente a quienes no lo hacen. Es muy diferente el pensamiento de tener en las manos las ganancias del mes y pensar en los gastos, las inversiones y la recreación y considerar para la obra de Dios lo que sobre o lo que alcance o pensar primero en la obra de Dios y luego en todo lo demás.
¿Por qué muchos se oponen al diezmo?
Muchos lo consideran parte de la ley, y como los creyentes no están sujetos a la ley mosaica, no deben diezmar.
Otros dicen que el diez por ciento es una limitación al dar y que todo le pertenece al Señor. Lo irónico, es que quienes tienen este argumento, difícilmente den el 20 por ciento o más. Salvo excepciones, claro esta.
La mayoría de los opositores al diezmo, argumentan que este ingreso se lo llevan íntegramente los pastores, enriqueciéndose a costa de los miembros de sus congregaciones. Esto es muy popular en las redes sociales, donde personas enojadas y con malas experiencias, expresan un mensaje contrario a diezmar y motivan a otros a no hacerlo. Es cierto que hay malos administradores y ladrones que toman los diezmos y los malgastan y abusan de esta contribución, pero esos son casos aislados y no es la realidad en la mayoría de las congregaciones. Los diezmos no solo son utilizados para el sostén ministerial de obreros, sino para ayuda social y aun para sostener la obra misionera.
Hay quienes se oponen a que el diezmo sea obligación, como lo es en muchas organizaciones. Y es verdad, hay asociaciones que establecen la obligatoriedad del diezmo para todos sus miembros, y u otras lo hacen para quienes ejercen ministerios o cargos en la congregación. En tal caso, lo más justo para quien no desee diezmar, es asistir a un lugar donde no exista la obligación. Pues la adhesión a la membresía de una organización tiene que ver con la aceptación de sus enseñanzas, derechos y obligaciones y esto es visible, en sus estatutos y declaración de fe. Y en caso de que la obligación sea para quienes cumplen tareas ministeriales, abstenerse de ser parte de tales áreas de responsabilidad. Lo usual es que los miembros de las congregaciones diezmen voluntariamente.
Conclusiones
En cuanto a porque realizar la práctica del diezmo, es importante considerar que, en términos personales, mas allá de la bendición de Dios para quienes lo hacen, estos se ordenan financieramente. En principio, porque priorizan a Dios y su obra, antes que todo lo demás, y esto es honrado por Dios.
La obra de Dios no se desfinancia. El diezmo es una mínima parte de lo que se da para Dios. Y es una contribución, que no solo ayuda a quienes están en el servicio, sino que provee a la iglesia recursos para la expansión de diferentes ministerios. Esta es la visión respecto al diezmo de los países con mayor tradición en el envío de misioneros, como Estados Unidos, y naciones europeas, donde los creyentes consideran que hay que dar mucho más que el diezmo para el sostén de la obra de Dios.
El diezmo siempre se da desde las ganancias. Y es aquí donde muchos expresan su generosidad, excediendo el diez por ciento.
Hay quienes aman que las iglesias sean miserables y consideran que el pastorado, no es un trabajo. Pues, en tal caso, deberían ser parte de organizaciones afines a tales ideas. En muchos casos tales organizaciones, realizan aportes especiales para el pago de gastos o ayuda social, pero tales erogaciones, son consideradas ofrendas, específicamente. En iglesias donde los aportes de diezmos son grandes, los pastores solo tienen un sueldo de los ingresos y no la totalidad, y el resto se utiliza para el pago de servicios, desarrollo de ministerios y ayuda social.
Existe también la perspectiva, de quienes ven el diezmo como una manera de manipular a las iglesias y los pastores por medio de sus contribuciones o la retención de las mismas. Pero estas acciones, queremos creer, son excepciones.
Lo más sabio, será respetar a quienes dan el diezmo y a quienes no lo hacen y contribuyen a la obra de otra manera. Personalmente diezmo desde siempre y he sido bendecido con la práctica de este principio, lo enseño y seguiré haciéndolo como una mínima contribución a la extensión de la obra de Dios.
Hay testimonios espectaculares sobre los resultados de diezmar, como el caso de Colgate o Kraft o el fundador de Quaquer, pero los hay también no tan conocidos, pero que son el reflejo de la fe de los que diezman y ven los resultados de la aplicación de este principio.
La mala utilización del dinero por parte de hombres e instituciones será juzgada por el Señor, pues como Pablo expresa: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” (2° Corintios 5:10)
Siempre habrá, amadores del dinero, avaros, codiciosos y egoístas, pero el mal ejemplo de tales personas, no debe cerrarnos a dar al Señor y sostener su obra.
Dr. Julio Daniel Reyes Y.
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DIEZMO NO
Notamos con asombro que el asunto del diezmo sigue generando demasiada controversia dentro de las iglesias y esto repercute con escándalo hacia afuera dejando un pésimo testimonio al mundo.
1 Co. 14.33: “…pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz”.
Consideramos que, en gran medida, esta controversia deriva pura y exclusivamente de los corazones pecaminosos que pujan entre sí para ganar una contienda que ya ha sido dirimida por el Señor hace mucho tiempo. Es el poderoso pecado que nos lleva a permanecer en posturas contrarias a la voluntad divina. Por un lado están los corazones que no desean ser todo lo agradecidos que pueden y deben, por lo que buscan excusas y argumentos falaces a fin de ignorar el concepto bíblico de ofrenda que incluye el saludable parámetro del diezmo, reduciendo así la ofrenda a una simple y exigua limosna que se da por compasión o pena y con el solo fin de aparentar compromiso.
Nada más lejos de lo que Dios enseña en la Palabra: 2 Co. 9.7: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”.
Y por el otro lado, están los engañadores que usando de artimañas, la mayoría con apoyo exclusivo del Antiguo Testamento (AT), utilizan la Escritura para cargar a los hermanos con el peso de dar obligatoriamente el diezmo, y luego las ofrendas (como otra cosa aparte) y no contentos con eso le agregan las «primicias» cada mes, y aún los más osados le agregan «semillas», «pactos» y quién sabe qué más podrán inventar en lo porvenir. Y, en el afán de denunciar todo lo que hemos llegado a conocer de estas prácticas non sanctas podemos incluso mencionar que se llega al extremo de verificar los recibos de sueldo de los feligreses… ¡para comprobar que están dando todo el diezmo! ¿Quién los conminó a realizar tal exceso?
Es hora ya de dejar de lado los intereses mezquinos y darnos a la tarea de estudiar las Sagradas Escrituras para conocer en profundidad la voluntad divina al respecto.
2 Co. 8.10-15: «En esto doy mi consejo, porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que así como estuvisteis prontos a querer, también lo estéis a cumplir conforme a lo que tengáis, porque si primero está la voluntad dispuesta, será aceptado según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. No digo esto para que haya para otros holgura y para vosotros escasez, sino para que en este momento, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: `El que recogió mucho no tuvo más y el que poco, no tuvo menos´”.
Enfocarnos en la Mayordomía Cristiana
En el marco de la Mayordomía Cristiana, que deriva del mismo Génesis 1.28: «llenad la tierra y sometedla…», es que debemos comprender todo lo relativo a la ofrenda.
Lc. 12.42-43: “Dijo el Señor: -¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así”.
Y aunque en el Antiguo Pacto hallamos diferentes tipos o formas de ofrendas, es decir, rendir tributo al Señor Dios, nos damos cuenta de que eso no se trasladó al Nuevo Testamento (NT) y que tan solo se preservó la práctica de ofrendar como mejor nos parezca a cada uno en el ejercicio de la libertad cristiana, lo cual implica una gran respon-sabilidad, a saber la de un mayordomo escogido para tal fin por el mismo Jesucristo.
Por tanto, si nos preguntamos: ¿es legítimo enseñar acerca del diezmo?, respondemos: —Claro que sí… es un excelente parámetro de ofrenda propuesto por el mismo Dios. Pero la práctica del diezmo debe estar enmarcada dentro de la gratitud que le debemos a un Señor lleno de gracia y bondad para con nosotros. Así, una persona agradecida a Jesucristo por tamaña proeza de liberación y reconociéndose deudora e imposibilitada de pagar por su salvación, no puede más que entregarse por entero a su Redentor, consagrando toda su vida en amor a Él. 1 Cro. 29.14: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos”.
Dentro del marco de una vida agradecida es que apartamos ofrendas para el Señor, pero no directamente para Él ya que no las necesita en verdad y además Cristo es el verdadero dueño de todo, entonces realmente estamos dando para cubrir las necesidades de nuestro prójimo y para la obra de la extensión del Reino de Dios hasta lo último de la tierra.
Por esto en el NT ya no se habla del diezmo como práctica que deba seguir la Iglesia, no hay mandato como sí lo había en el AT, pero tampoco ha sido abolido, sino cumplido por nuestro Señor tal como hizo con toda la Ley en nuestro lugar. Por lo que debemos interpretar que en el ejercicio de nuestra libertad en Cristo, podemos dar el 10% de nuestras ganancias y aún más. Tampoco hallamos una distinción entre diezmo, ofrenda, primicia, pacto o semilla, por el contrario todo tipo de tributo en agradecimiento al Señor es englobado dentro de la OFRENDA partiendo de la enseñanza que descubrimos en varios pasajes, como: 2 Co. 8.5: “Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios…”.
Así advertimos un grave error que surge de la práctica obligatoria del diezmo, mientras se exige el 10% del dinero, ingresos o ganancias de las personas se deja de lado cosas más valiosas como el diezmo de toda su vida o ser, a saber: tiempo, talentos, dones, habilidades, conocimientos, experiencia, aptitudes físicas, etc. 2 Co. 9.5: “Así que me pareció necesario rogar a estos hermanos que se adelantaran a visitarlos y completaran los preparativos para esa ofrenda generosa que ustedes habían prometido. Entonces estará lista como un acto de generosidad y no como una imposición nuestra”.
Entonces, deseamos dejar en claro esta premisa derivada de la máxima clara en la mayordomía cristiana: «Predicamos verdades espirituales y lo hacemos a través de medios materiales”.» Por lo tanto: “La iglesia se sostiene y crece en la misión con las ofrendas de los creyentes”. Vemos en 1 Co. 16.2: ”Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”.
Al leer un pasaje como este —y otros— podemos comprender la importancia y aún la belleza del acto de dar, además de demostrar la confianza que ponemos en nuestro Creador y lo desprendidos de bienes materiales que podemos ser gracias a esa Fe. En la entrega del tributo pecuniario a nuestro Dios consagramos todos nuestros bienes para un uso santo y así el Dador de Vida no solo hace que alcancen sino que también sobren para cubrir las necesidades de los demás (2Co 9.8).
Reflexión
¿Por qué razón un cristiano se negaría a ofrendar a la Iglesia del Señor el 10% de sus ingresos y escogería dar menos?
Cuando sabemos que es un parámetro establecido por el mismo Dios al conformar a su pueblo del Antiguo Pacto y que a diferencia de aquella época, ahora en el Nuevo Pacto nos sabemos por entero propiedad de nuestro Amo y Señor. Versículos que atestiguan esto:
Ro. 12.1: “Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer”. (DHH).
1 Co. 6.20: «… pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
1 Co. 7.23: “»Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres”.
¿Por qué motivo un cristiano bendecido con abundantes bienes de parte del Altísimo se limitaría a ofrendar solo el diezmo? ¡Sabiendo asimismo que corre el peligro de acumular riquezas y que estas se vuelvan un ídolo al cual le sacrifica su vida!
1 Tim. 6.17-18: “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios. Él nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y dispuestos a compartir lo que tienen”. (NVI).
Conclusión
Para los cristianos neotestamentarios, considerando que no logramos encontrar en la Biblia ninguna prohibición de dar el diezmo, sino por el contrario hallamos exhor-taciones a dar mucho más que un simple 10%, podemos afirmar con toda claridad que el diezmo es el mínimo agradable al Señor, aunque ya no estamos obligados a darlo. Pero, al mismo tiempo, se nos exhorta a no ofrecerle menos sabiendo que Él mismo lo ha dado todo por salvarnos; así nuestro dar debe traducirse en entregas voluntarias, sin la obligación casi contractual del diezmo semanal, quincenal o mensual —de acuerdo a los ingresos.
Es importantísimo recordar que no podemos considerarnos dueños de lo que se nos ha dado en préstamo y por un tiempo determinado en este mundo con el fin de administrarlo pura y exclusivamente para la Gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Que así sea! —
Revs Waldomiro Maili y David Theys