El fin de los tiempos: ¿estamos en tiempo de descuento o es una pérdida de tiempo?
Siempre fue una ligera brisa, pero ahora la brisa tiene fuerza de un viento moderado y como tal está recorriendo a la Iglesia: que el Fin de los Tiempos se acerca, que El Señor Viene. Que el Señor vendrá no es la novedad, porque es algo que todos sabemos y es el cimiento de nuestra fe; el acontecer que muchos creen percibir es que esa llegada está datada en los próximos años, que muchas de las personas vivas hoy, serán testigos privilegiados.
El acontecimiento se lo define con Maranata (quiere decir: El Señor Viene — 1 Co 16.22) o Maranatha (¡Ven Señor!), que es un vocablo griego para una expresión aramea.
Esta certeza que se esgrime no tiene que ver con videncias ni que el Señor les habla en sueños, sino que surge de la cuidadosa lectura de la Biblia, por parte de los anunciadores de esta posible e inminente llegada del Señor, a lo que se le suman manifestaciones ya anunciadas en la Biblia y en el libro de Apocalipsis.
Hace poco tiempo salió un video, muy interesante, con una charla entre los pastores Bernardo Affranchino, Mariano Sennewald y Maxi Gianfelici, donde los segundos le comentaban al Pr Affranchino la temática Maranatha.
El Pr Sennwald es un referente de esta interpretación, al punto tal que en su mini bio, en la página del respetado Instituto que dirige -MiSion- entre otros conceptos personales se expresa: “Su mensaje se basa en la restauración de los dos primeros mandamientos, la preparación de la iglesia para el regreso de Cristo y la manifestación del Reino eterno en las naciones”.
Los pastores se detienen en que esta profecía (y le sacan el carácter de “moda”) está muy anunciada desde hace 4 mil años, que es mencionada por David (Salmo 12, Salmo 68, Salmo 110), que es anunciada a Isaías (Is 24:1-23; Is 15 a 23), que es referida por Pablo y por Juan (revelando el “Yo vengo pronto” —ver: Ap. 3:11; 22:7, 12 y 20).
La idea es que la profecía revela el Plan de Dios para su creación y es un aviso de lo que acontecerá, podría incluso decirse que es una invitación del Señor a que nos unamos a Él en ese futuro.
El Pr Sennewald expresa que no hay que menospreciar a las profecías y menos a Maranatha, que sería la profecía de las profecías, el punto fulgurante del Plan de Dios, que culminará en la Segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.
Esta situación de tener que enfrentarse a un Juicio inminente genera diversas reacciones, en general de incomodidad porque —de ser acertada esta inminencia— ¿dónde quedan todas esas prédicas de prosperidad; de bienestar personal; de enfatizar el “liderazgo” como la mejor asignatura del creyente; de presentar a Jesús más como un coach que como el Salvador de las almas?
Ciertamente pondría a la Iglesia cabeza abajo y piernas arriba, especialmente a aquellas enfrascadas en su religiosidad, resguardadas por sus paredes, inmersas en un formato inflexible no apto para salvar almas para Cristo.
El Pr Gianfelici, siempre en el video que nos sirve de guía para plantear este tema impactante, expresa que esto implicaría preparar a la novia para Su regreso, lo que requiere una gran madurez espiritual y también habla de incomodidad para la pastoral, porque deberá haber transformaciones y cambios en toda nuestra cultura evangélica, lo que implica que muchos deban salir de su espacio confortable, con la obligación de transmitir un mensaje como mínimo perturbador.
Vale la pena preguntarse que si Maranatha es una realidad, si es una realidad que los feligreses quieran escuchar, aceptar y obrar en consecuencia. ¿Habrá tanto entusiasmo como el que sienten los predicadores convencidos de que Maranatha, más tempranito que tarde, será una realidad al alcance de la mano, porque ya estamos en tiempo de descuento?
Señales
En cuanto a las señales de los tiempos finales, que son signados por guerras, terremotos y pestes, sí se puede decir que están ocurriendo pero también se puede alegar que hace siglos que ocurren y aun aquí estamos. También el Anticristo va teniendo diversas caras, no hace mucho tiempo atrás lo “era” Bill Gates y ahora resuena Elon Musk y su “diabólica” red X.
El tiempo del Señor
Viene a la memoria ese añoso cuento donde un hermano sagaz dialoga con Dios, y en la conversación le pregunta: —Señor, ¿cuánto es para vos, mil años? El Señor responde: —Un segundo. Y el hermano sigue indagando: —Señor, ¿cuánto es para vos mil millones de dólares? El Señor contesta: —Un centavo. Obnubilado por la ambición, el hermano clama: —¡Señor, dame ese centavo tuyo! A lo que Dios le contesta: —Con gusto, solo deberás esperar un segundito.
Llama la atención que de pronto esta generación haya logrado cronometrar los tiempos de Dios. Y también es muy llamativo que justamente seamos nosotros, los distinguidos, los protagonistas de un hecho que será el más espectacular de la Creación, que seamos nosotros el eslabón que unirá miles de generaciones precedentes con el nuevo Reino de los Cielos por toda la Eternidad.
Puede ser, a alguna generación le tocará esa increíble distinción y no está mal tener la estima tan alta, que nos haga creer que somos merecedores de la misma, hay dudas pero ningún menosprecio.
Sea este tiempo de descuento o tiempo perdido, lo mejor es seguir entregando todo nuestro tiempo al Amor de Jesús y a su Gloria, recordando cada minuto que él entregó su vida para que podamos estar a su lado en su 2ª Venida, sea dentro de una semana, un año o en el 3025.¡Gloria a su Nombre!—