Gastón Pauls: Cristiano, casi evangélico

Gastón Pauls, no necesita mayores introducciones para el público argentino. Ha participado desde adolescente en numerosas series y películas (más de 40 filmes), lo que le ha dado a su trabajo actoral un conocimiento masivo. Como intérprete tuvo a su cargo darle carnadura a un personaje muy emblemático de la comunidad cristiana: nos referimos al evangelista Luis Palau. Pauls lo personificó en Palau, La Película. Para esto debió acercarse a la intimidad del siervo para comprender y así armar el personaje de esta biopic.
Pero últimamente Gastón Pauls es mencionado recurrentemente en los medios por una serie de charlas motivacionales que da, donde reconoce un acercamiento a Dios, brinda su testimonio sobre cómo el Señor lo liberó de sus adicciones (si lo buscamos en la Wikipedia, en su biografía leeremos que tuvo “una vida de excesos”) y de esta forma intenta ayudar a personas, con las que ha compartido el infierno adictivo.
En esta entrevista para Rhema, Pauls detalla circunstancias de este recorrido en su búsqueda del Señor y cómo se ha acercado al mundo evangélico, al que pareciera aun no se ha integrado del todo ya que no encuentra un lugar de pertenencia ni un líder espiritual, pero donde claramente ha obtenido lo más importante: a Cristo en su corazón y el poder llamarse a sí mismo, cristiano.

Gastón, en las diversas entrevistas que te hacen, hemos notado que se te define como “Gastón en una etapa mística”, otros dicen “Gastón Pauls en una etapa de predicador” y no falta quien dice “Gastón se ha convertido al evangelismo, es un evangélico”… Quién mejor que vos para que nos cuentes cual es la verdadera etapa que estás viviendo…
Sí, después de varios años de conocer cómo se manejan ciertos medios de comunicación o los títulos o los titulares de ciertos medios, también aprendí a medir, a tratar de ubicar bien las palabras. Yo, lo que siento en este momento de mi vida, no tiene que ver con un misticismo o con una prédica ni convertirme en predicador; con lo que tiene que ver este momento de mi vida es con un despertar espiritual, con recibir el Espíritu, con entender cuál es mi relación con Dios —que esquivé durante tantos años. Con encontrar hermanos y hermanas, que me desean bendiciones de Dios todos los días, con seguir buscando una iglesia donde congregarme, que me represente o que… [pausa] me abrace o donde nos podamos abrazar. Estoy muy agradecido de esta posibilidad, porque es la libertad, es absolutamente libre mi decisión; es encontrarme con hermanos que me van aconsejando, que me van acompañando, guiando… Creo que eso ya es parte de la iglesia, del espacio, ¿no? Encontrarme con gente que se congrega en diferentes espacios y empezar a entender cual es mi lugar. Y no es tan fácil, porque como en todo lugar, hay distintas interpretaciones sobre una misma palabra… Lo que pasa que, para mí, esa palabra es de Dios, entonces, yo quiero descubrir quién está interpretando o yo, interpretar primero, la palabra de Dios, de la manera más pura, más genuina y entonces congregarme con gente que la esté interpretando de esa manera. ¿Los titulares? La gente necesita titular, necesita rotular y, por ende, necesita editar… Y me parece que, en ese sentido, por donde se lo busque editar, Dios es ineditable (risas)… Porque donde le “cortes” un pedazo de su palabra, Él está presente igual.
Gastón, has hablado de una iglesia «que te abrace» o «donde nos podamos abrazar». ¿Has encontrado esa iglesia donde te sientas abrazado y reconfortado o todavía continúa esa búsqueda?

He ido a muchísimas iglesias ya… Aún sigo buscando, no porque no me sienta abrazado, siento que sí, estoy abrazado por un montón de iglesias, por un montón de gente, hermanos y hermanas, pero sigo buscando un lugar. De hecho, pregunto, averiguo, investigo, me dejo guiar y también sigo recibiendo ese mensaje de Dios, esa palabra, que es que siga buscando hasta que encuentre esa iglesia donde me sienta… [pausa] ¡dónde me “sienta”! (risas). Donde pueda encontrar.
La iglesia evangélica tiene formas congregacionales, no escritas, pero que la mayoría acata o intenta acatar: el diezmar, el ofrendar, la insistencia de congregarse todo lo que se pueda, tratar de participar en actividades, sujetarse a la autoridad moral del pastor, etc … ¿Cómo te llevás con estas exigencias, te ves formando parte de ellas?
Vengo hablando mucho de esto, de las formas congregacionales no escritas, claramente, pero que cada uno las acata o intenta acatarlas, las interpreta a su manera o a su modo… Todas estas formas congregacionales, yo siento que las estoy llevando adelante. El diezmo, gracias a Dios, siempre estuvo presente en mi familia, aun sin ser una familia evangélica o cristiana, la ofrenda, ¿no? Y yo estoy yendo, estoy asistiendo a distintas iglesias buscando —como dije antes— sentirme parte, finalmente, de una de ellas. En relación a las actividades, siento que formo parte de muchas, tal vez no relacionadas con una iglesia, pero sí relacionadas con las iglesias. La autoridad moral del pastor… he visto, en este año y algo, he visto de todo. Y, lamentablemente, también por eso sigue mi búsqueda. Que no siempre por ir uno a una iglesia, está siendo cristiano o evangélico ni siquiera, lamentablemente, y esto lo digo ocurre en todos los ámbitos de la vida, aquellos pastores que por solo el hecho de ser pastores, están cumpliendo con la palabra de Dios; y el mensaje de Dios. Yo busco mucho… Obviamente nunca daría un nombre, pero lo he hablado con muchos hermanos y hermanas que también dicen que se han llevado grandes desiluciones en algunos lugares. Por eso, mi búsqueda es seria y tiene que ver con un cuidado y con un respeto por la palabra de Dios.
Gastón, has tenido la oportunidad y la responsabilidad de interpretar a una figura tremenda del cristianismo evangélico, como Luis Palau. Sabemos que has compartido muchos momentos con él que, imaginamos, te sirvió para poder componer tu personaje. Ahora bien, soslayando esa mirada que habrás tenido de actor, ¿qué te dejó a nivel espiritual una cercanía tan inmediata con alguien de personalidad tan fuerte dentro de la comunidad evangélica?
Hubiese sido imposible para mí, interpretar esta película, sobre la vida de Luis Palau, sin conocerlo. Hubiese sido imposible también hacer esa película, si yo no hubiese comenzado una relación con Dios; este es el aprendizaje que me deja a mí la película. Hay un momento de la película donde yo tengo que decir —y esta escena la tuve que hacer dos veces— “No más Luis Palau”, —debo decir yo en la película; y continúo: “Ahora Dios está hablando a través mío”, —porque es lo que Luis le pide a Dios y, de alguna manera, es lo que Gastón le estaba pidiendo a Dios, en ese preciso instante, que es “No más Gastón”, que hable Dios a través mío, que hable Dios con sus palabras y que la gente pueda ver el rostro de Dios en el de Luis, en el mío… Ojalá esto le ocurra a todas las personas del mundo, que podamos ver a Dios mirando, simplemente, a los ojos de otro. Me parece que es algo que podemos hacer. 
Volviendo al tema de las «etiquetas», si tituláramos la nota «Gastón Pauls, casi evangélico», te sacaría una sonrisa o un gesto de fastidio? 

¡Sonrisa! Me genera una sonrisa… El etiquetar es absolutamente humano, no es Divino, es humano… Necesitamos etiquetar y todos lo hacemos. Yo en estos años he visto a muchos que se dicen cristianos, evangélicos que —para mi forma de ver— no respetan ni responden a la palabra de Dios. Y es gente que va a iglesias o su pastor va a iglesias. Entonces… ¿qué es ser evangélico? ¿qué es ser cristiano? Creo que es llevar una vida en Dios, yo creo que soy cristiano desde que nací; durante mucho tiempo, negué eso, pero hoy redescubro y agradezco de verlo: soy cristiano.
Gastón… ¿qué de aquí en más, a nivel espiritual, en vínculo con Dios?

Si hay algo que yo tengo claro en este momento de mi vida, es que hubiese sido imposible para mí responder esta pregunta, sino hubiese sido por el amor de Dios. Lo tengo claro: es nuestro Salvador, nos ha salvado, nos salva día a día, nos ama día a día… Yo, lo que puedo hacer, es agradecer, obviamente, y agradecer significa también aceptar el lugar que nos da a cada uno. Y en este caso me está dando la posibilidad de hablar frente a mucha gente, pero también se que muchas veces hablo para dos… Y cuando hablo para dos no es menos valioso que hablar para mil, ni tampoco es menos valioso aquel que predica en la calle o que da su testimonio en la calle frente a una sola persona. Entonces esto también es un trabajo de humildad, de ubicación, de agradecimiento… Entender que solo Él sabe porqué nos ubica frente a las personas. Primero, frente a nosotros mismos y frente a Él, pero luego frente a las personas que Él decide, así sean mil o una. Lo que sí tengo claro es que yo quiero seguir contando lo que me pasó y agradeciendo lo que me pasó, frente a uno o frente a mil.